China y Rusia expresaron su respaldo al Gobierno de Venezuela y solicitaron a Estados Unidos actuar con prudencia, luego de las recientes medidas anunciadas por el presidente Donald Trump, que incluyen el bloqueo total de buques petroleros sancionados que entren o salgan del país sudamericano. Ambos países coincidieron en advertir que una escalada del conflicto podría tener consecuencias graves para la región.
El pronunciamiento se produce tras la solicitud formal de Venezuela para convocar una reunión urgente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, con el objetivo de denunciar lo que Caracas considera una amenaza directa a su soberanía.
El Gobierno de China confirmó su respaldo a la petición venezolana de una sesión extraordinaria del Consejo de Seguridad. El portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores, Guo Jiakun, afirmó que Pekín se opone a “toda forma de intimidación unilateral” y reiteró el derecho de los Estados a salvaguardar su soberanía y dignidad nacional.
Según el vocero, Venezuela tiene la facultad de desarrollar relaciones de cooperación con otros países de manera independiente y sin presiones externas. China también señaló que la comunidad internacional comprende la posición de Caracas frente a las medidas adoptadas por Washington.

En ese contexto, el canciller chino Wang Yi sostuvo una conversación telefónica con su homólogo venezolano, Yván Gil, en la que ratificó el apoyo de Pekín en medio del aumento de las tensiones en el Caribe.
Desde Moscú, el director del Departamento de América Latina del Ministerio de Exteriores ruso, Alexandr Schetinin, llamó a la Administración estadounidense a actuar con pragmatismo y evitar decisiones que puedan afectar la estabilidad regional.
El diplomático sostuvo que un enfoque sobrio permitiría prevenir errores con consecuencias difíciles de revertir y remarcó que Rusia mantiene un diálogo permanente con Venezuela, país al que considera un aliado estratégico.
Rusia ha manifestado su preocupación por el despliegue militar estadounidense en el Caribe, el cual Washington justifica como una operación contra el narcotráfico, pero que Caracas interpreta como una acción orientada a presionar un cambio de gobierno.

La posición de China y Rusia se da en medio del endurecimiento de la política estadounidense hacia Venezuela. Estados Unidos no reconoce la legitimidad del gobierno de Nicolás Maduro y lo acusa de liderar el llamado Cartel de los Soles, señalamiento que el Ejecutivo venezolano rechaza.
Pese a las medidas anunciadas por Washington, el Gobierno de Maduro aseguró que las exportaciones de crudo continúan desarrollándose con normalidad, mientras insiste en llevar el caso ante instancias multilaterales para denunciar lo que considera una amenaza directa contra su soberanía.







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