Chile da un giro a la derecha tras arrolladora victoria de José Antonio Kast

José Antonio Kast se impuso en la segunda vuelta presidencial en Chile con el 58,2 % de los votos y se convirtió en el próximo presidente del país, en una elección que marca el giro político más pronunciado hacia la derecha desde el retorno a la democracia en 1990. Su victoria estuvo impulsada por un discurso de mano dura contra el crimen organizado, la inmigración irregular y la promesa de reactivar una economía que atraviesa un periodo de bajo crecimiento.

El exlegislador ultraconservador derrotó a la candidata del oficialismo Jeannette Jara, quien obtuvo el 41,8 % de los votos. La jornada electoral, de carácter obligatorio, registró una alta participación y reflejó un escenario de fuerte polarización política. Mientras se conocían los resultados, seguidores de Kast celebraron en distintos puntos del país, especialmente en Santiago.

En su discurso de victoria, Kast calificó el resultado como un “mandato claro”, aunque subrayó que este implica “una enorme responsabilidad”. Insistió en la necesidad de “recuperar el orden en las calles, en el Estado y en las prioridades”, y llamó al respeto hacia sus adversarios políticos, frenando abucheos contra su rival durante su intervención.

Jeannette Jara, exministra de Trabajo del gobierno de Gabriel Boric, reconoció rápidamente su derrota y felicitó al presidente electo. Desde una plaza en la capital, pidió a sus seguidores no desanimarse y aseguró que su sector continuará defendiendo sus ideas desde la oposición.

Seguridad, migración y economía, los ejes del nuevo gobierno

La campaña de Kast estuvo centrada en el endurecimiento de la política de seguridad, la lucha frontal contra el crimen organizado y un enfoque restrictivo frente a la inmigración irregular.

El presidente electo ha prometido construir nuevas cárceles de máxima seguridad, fortalecer las atribuciones de la Fuerza Pública y aplicar deportaciones masivas de migrantes en situación irregular.

En el plano económico, Kast propone una reducción significativa del gasto público, recortes en el tamaño del Estado y una baja de impuestos corporativos, con el objetivo de estimular la inversión y recuperar tasas de crecimiento similares a las de la década de los noventa. No obstante, su agenda enfrentará límites en el Congreso, donde su partido no cuenta con mayoría propia.

Con la llegada de Kast, Chile tendrá por primera vez desde 1990 a un presidente identificado con la derecha radical. El resultado electoral reconfigura el mapa político del país y abre una etapa de alta confrontación ideológica, en la que el nuevo gobierno deberá balancear su programa con la necesidad de acuerdos legislativos.

El inicio del mandato de Kast plantea un escenario de expectativas y tensiones, tanto en el plano interno como en la política exterior, en un país que durante décadas fue considerado un referente de estabilidad en la región.

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