El inicio del proceso de selección de precandidatos presidenciales del Centro Democrático abrió un nuevo foco de tensión dentro de la colectividad. Miguel Uribe Londoño aseguró que no fue consultado sobre la metodología ni el contenido del sondeo que definirá a los nombres que irán a la consulta de marzo de 2026, lo que dejó en evidencia las diferencias internas frente al manejo del proceso.

El partido anunció el 28 de noviembre un paquete de medidas para blindar la transparencia de sus mecanismos de selección, tras detectar intentos de manipulación o contacto indebido con las firmas encuestadoras. En esa línea, informó que la empresa chilena Cadem, a través de su socio en Colombia, realizará un estudio nacional de 2.100 encuestas autoadministradas por internet, con un cuestionario construido de manera conjunta.

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En el comunicado oficial, la colectividad insistió en que tomó “todas las medidas necesarias para evitar manipulación o infiltración por parte de terceros”, y reafirmó que el proceso busca impedir cualquier presión externa sobre las encuestadoras encargadas. Según el presidente del partido, Gabriel Vallejo, antes del 15 de diciembre se presentarán públicamente los candidatos presidenciales.

La reacción de Miguel Uribe Londoño

A través de su cuenta de X, el precandidato señaló que conoció la decisión por el comunicado del partido y que no participó en la elaboración del cuestionario ni en la definición de la metodología. Subrayó que no pretende abrir un debate público, pero sí trasladará sus observaciones directamente a la dirección del Centro Democrático antes de fijar una posición definitiva.

“No es mi intención fomentar un debate público sobre este tema, pues el país tiene problemas más importantes sobre los cuales discutir”, escribió, al tiempo que pidió tranquilidad a sus seguidores y les reiteró su compromiso político: “Vamos con Toda Colombia”.

El dirigente señaló que, tras exponer sus reparos en privado, dará a conocer su postura frente al proceso de selección. Su mensaje, sin embargo, volvió a poner sobre la mesa las tensiones internas que el partido intenta controlar mientras avanza hacia la definición de sus cartas presidenciales para 2026.