El excanciller y precandidato presidencial Luis Gilberto Murillo, reaccionó fuertemente a la propuesta del también aspirante presidencial, Abelardo de la Espriella, quien planteó que Colombia debería retirarse de la ONU, de la OEA y el CIDH, calificándola como una iniciativa «profundamente regresiva», con riesgos evidentes para la política exterior nacional.
En un mensaje publicado en su cuenta de X, Murillo explicó que una decisión de esta naturaleza llevaría a Colombia a un «aislamiento autoritario». Y aseguró que «Perderíamos voz, capacidad de maniobra internacional, negociación y mecanismos esenciales de protección para nuestra gente y para la defensa del interés nacional. Un despropósito».
Y es que la postura de Abelardo De La Espriella contrasta con el movimiento global del momento. Mientras El Tigre plantea la salida de Colombia de las organizaciones internacionales, Estados Unidos acudió esta semana al Consejo de Seguridad para obtener la aprobación de su plan de paz para Gaza, que fue respaldado tras la votación con 13 votos a favor, y abstenciones de Rusia y China.

Críticas al discurso de la «mano dura»
En una entrevista con Alerta Bogotá, Luis Gilberto Murillo también cuestionó las posturas de campaña que apelan a la retórica del «plomo» o la «letalidad», una línea discursiva que se ha vuelto recurrente entre algunos aspirantes presidenciales.
Recordó otras declaraciones de El Tigre Abelardo de la Espriella, quien ha defendido públicamente que «a los bandidos hay que darles plomo corrido». Igualmente se refirió a las afirmaciones de Santiago Botero, otro precandidato, quien dijo que «bandido que vea en la calle, delo de baja«, así como a las recientes intervenciones de María Fernanda Cabal, quien ha insistido en que «el Ejército es una fuerza de combate letal que entra a matar”.
Murillo advirtió que estos discursos suelen provenir «del privilegio», pues quienes los promueven no son quienes terminan enfrentando directamente la violencia. Señaló que, en la práctica, quienes ponen el cuerpo en los conflictos son los jóvenes pobres, campesinos, afrodescendientes e indígenas, poblaciones que históricamente han cargado con el costo humano de la guerra.
Reencuentro con su estilo
Las recientes intervenciones de Luis Gilberto Murillo han despertado la atención entre sus simpatizantes, quienes consideran que el vigor mostrado en las últimas semanas corresponde al estilo que históricamente ha marcado sus apariciones públicas. Y aunque en los últimos años ha mantenido una comunicación serena por su rol diplomático, es el mismo estilo que ha usado en otras etapas electorales, como en su campaña a la Gobernación del Chocó o la vicepresidencia —cuando acompañó a Sergio Fajardo—, donde sus discursos han estado cargados de fuerza y una vehemencia que conecta con la gente. Frente a propuestas tan sensibles como la planteada por De La Espriella, su respuesta no sorprende; refleja su visión política de fondo y la seriedad del tema en discusión.
Esta reaparición de su tono característico, ha llevado a algunos de sus seguidores a nombrarlo La Pantera, siguiendo el juego simbólico que ha tomado fuerza en la campaña, luego de la reciente publicación de María Fernanda Cabal, y de un video que circula en redes sociales, donde lo representan como una pantera negra, y sobre todo, porque sienten que está dejando ver con mayor claridad, el regreso a un estilo más determinante.
Con un tono distinto al habitual, pero sin abandonar su enfoque prudente, respetuoso y argumentado, Murillo ya ha dejado claro que está dispuesto a intervenir con más contundencia, en debates que a su juicio, ponen en riesgo la estabilidad institucional y la posición del país en el mundo.







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