La pantera, el tigre y la leona

«La pantera entra al debate, irrumpe en la estrategia de la derecha y altera el imaginario colectivo sobre quién puede proteger al jaguar o quién puede asustar al tigre y a la leona».

Por Jairo Castillo

Todo empezó con una imagen difundida por la precandidata del Centro Democrático, María Fernanda Cabal, donde ella aparece representada como una leona, acompañada de un tigre que usuarios identificaron como el abogado y precandidato Abelardo de la Espriella, apodado “El Tigre”. La imagen, construida para comunicar fuerza, unidad y jerarquía dentro de la derecha, mostraba también a un jaguar cabizbajo, que simbolizaba al presidente Gustavo Petro, aludiendo a su famosa advertencia de “no despierten al jaguar ancestral”. En ese tríptico felino, la derecha se autorrepresentaba como un bloque dominante que ya habría logrado doblegar simbólicamente al presidente.

Foto tomada de X

Pero el tablero narrativo cambió de manera abrupta cuando un video elaborado con inteligencia artificial, tomó esa imagen y añadió un cuarto personaje (una pantera negra) que irrumpe en la escena con una presencia imponente. La pantera camina con firmeza, pasa junto al jaguar vencido y lanza un fuerte rugido que desarma la historia. La leona abraza al tigre con evidente temor, mientras el jaguar levanta su cabeza, liberado de la carga del sometimiento. La lectura dominante en redes sociales es que la pantera representa al excanciller Luis Gilberto Murillo, también precandidato presidencial, y su aparición reconfigura por completo el equilibrio de poder simbólico.

La potencia del video radica en que subvierte la narrativa original. La alianza Cabal–De la Espriella había logrado posicionar, a través del lenguaje animal, la idea de una derecha unificada capaz de controlar la secuencia, y someter al “jaguar” del petrismo. Sin embargo, la aparición de la pantera introduce una variable nueva e inesperada, una fuerza afrocolombiana, la irrupción de Murillo en la disputa, y la posibilidad de que el petrismo cuenta con un aliado fuerte que equilibre el duelo político.

El video publicado originalmente en X, por la cuenta Lideresas Chocoanas (@chocoanas), más allá de si fue obra de un simpatizante de campaña o de un usuario anónimo, pone en evidencia el poder de la imaginación política digital. Hoy, un clip de seis segundos puede reorganizar el debate, introducir nuevos actores y forzar a los precandidatos a reaccionar. El simbolismo de la pantera refuerza un mensaje que Murillo ha intentado posicionar por vías más tradicionales. Su entrada como figura en la carrera presidencial, desestabiliza los esquemas de poder que parecían consolidados. Y lo hace en un país donde la representación afro rara vez es situada como fuerza dominante en los relatos electorales.

La reacción que ha provocado la pieza también muestra la evolución natural de la política colombiana, hacia un ecosistema donde la disputa simbólica es tan importante como la programática. En la política contemporánea, la viralidad ha reemplazado a los mítines, y las metáforas visuales son más efectivas que los discursos largos. Hasta los memes se han convertido en armas electorales de primer orden.  

La inteligencia artificial se ha convertido en un arma narrativa, produce imágenes convincentes, juega con percepciones y redefine la forma en que imaginamos el poder. Y en este caso, lo hace otorgándole a Murillo un lugar en la iconografía electoral, y es el ejemplo más reciente de cómo la contienda presidencial colombiana ha entrado en una fase de confrontación semiótica sin precedentes.

La pantera entra al debate, irrumpe en la estrategia de la derecha y altera el imaginario colectivo sobre quién puede proteger al jaguar o quién puede asustar al tigre y a la leona. La metáfora simple, y políticamente explosiva, es que este puede ser un presagio del reordenamiento electoral que se avecina, o solo es otro de esos destellos virales en la batalla simbólica del 2026.

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