La administración del presidente Donald Trump identificó objetivos militares en Venezuela vinculados al narcotráfico y se prepara para posibles ataques aéreos, según informan los diarios estadounidenses Miami Herald y The Wall Street Journal. Los reportes indican que las operaciones podrían ejecutarse en días o incluso horas, marcando un aumento significativo en la presión militar contra el régimen de Nicolás Maduro.
Entre los objetivos mencionados se encuentran puertos y aeropuertos controlados por los militares, así como instalaciones navales y pistas de aterrizaje utilizadas supuestamente para el tráfico de drogas. Fuentes citadas por la prensa afirman que la campaña también busca decapitar la jerarquía del Cartel de los Soles, responsable de exportar unas 500 toneladas de cocaína al año hacia Europa y Estados Unidos.
Aunque no se ha confirmado si Maduro sería un objetivo directo, un funcionario consultado por el Miami Herald señaló que “su tiempo se está acabando”, aludiendo a posibles operaciones para capturarlo con la colaboración de militares dispuestos a entregar al mandatario venezolano.
Contexto de la escalada militar
A mediados de octubre, el New York Times informó que Trump había ordenado operaciones encubiertas de la CIA en Venezuela. Recientemente, se reveló un supuesto acercamiento de Delcy Rodríguez, vicepresidenta, y su hermano Jorge, presidente de la Asamblea Nacional, para negociar la entrega de Maduro a cambio de beneficios, propuesta que fue rechazada por Estados Unidos.
El Wall Street Journal agregó que, aunque Trump aún no ha tomado una decisión sobre ataques terrestres, la campaña aérea se enfocaría en infraestructura que conecta al régimen de Maduro con los carteles de drogas, enviando un mensaje de presión directa al líder venezolano.
De concretarse los ataques, se trataría del punto más alto de la escalada militar estadounidense en Venezuela, marcando un cambio significativo en la estrategia de Washington contra el Cartel de los Soles y el gobierno de Maduro. Los posibles bombardeos podrían tener impactos directos en la seguridad regional y la política interna venezolana, así como en las relaciones diplomáticas entre ambos países.







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