El presidente Gustavo Petro criticó con dureza el más reciente ataque de las fuerzas estadounidenses contra una embarcación en aguas del Caribe, que dejó cuatro personas muertas. El mandatario calificó la operación como un acto desproporcionado y aseguró que las víctimas no eran narcotraficantes, sino jóvenes en situación de pobreza.

A través de su cuenta de X, Petro aseguró que las personas que murieron en el ataque no hacían parte de estructuras criminales. “En las lanchas no van narcoterroristas. Los narcos viven en Estados Unidos, Europa y Dubái. En esa lancha van jóvenes caribeños pobres”, escribió el jefe de Estado.

El comentario surge luego de que el secretario de Guerra estadounidense, Pete Hegseth, confirmara que el ataque fue ordenado por el presidente Donald Trump bajo la política de “cero tolerancia” al narcotráfico. Según el Pentágono, la embarcación transportaba drogas desde Venezuela hacia Norteamérica.

Críticas al uso de misiles

Petro cuestionó que la operación militar se realizara mediante el lanzamiento de misiles, señalando que Colombia ha demostrado que existen métodos menos letales para detener embarcaciones de este tipo. “Lanzar misiles cuando se puede interceptar como Colombia hace, produce la ruptura del principio jurídico universal de proporcionalidad. Por tanto, se trata de un asesinato”, afirmó el mandatario.

Además, insistió en que las acciones estadounidenses violan principios del Derecho Internacional Humanitario (DIH) y desconocen la soberanía de los países del Caribe. “Los familiares de estos jóvenes deben asociarse”, dijo, sugiriendo que podrían buscar justicia ante tribunales internacionales.

El incidente profundiza la crisis diplomática entre Bogotá y Washington, en medio de un escenario marcado por la descertificación de Colombia en la lucha antidrogas y la reciente revocatoria de la visa de Petro.

Durante su discurso en la Asamblea General de la ONU, el mandatario ya había señalado a Donald Trump como responsable de “asesinatos” en el Caribe. Días después, en Nueva York, instó a los militares estadounidenses a desobedecer al presidente republicano, lo que desató una ola de críticas y la decisión de EE. UU. de retirarle su visa diplomática.