El alcalde de Medellín, Federico Gutiérrez, y el presidente Gustavo Petro protagonizan un enfrentamiento público por la decisión de los principales alcaldes del país de viajar a Estados Unidos para abordar la posible descertificación de Colombia en la lucha contra las drogas.
La salida está programada para este domingo e involucra a los mandatarios de Bogotá, Cali, Barranquilla y Cartagena. Su objetivo es representar a sus ciudades y al país ante la Casa Blanca, con la intención de garantizar que Colombia mantenga la certificación estadounidense que evalúa la cooperación en la lucha contra el narcotráfico.
El choque se desató luego de que Petro afirmara en su cuenta de X que los alcaldes “no están autorizados para representar a Colombia” y subrayara que “la Constitución es clara. Certifiquen o no, la constitución de Colombia se respeta”.
En contexto: «No están autorizados»: Polémica tras rechazo de Petro al viaje de alcaldes a los Estados Unidos
Gutiérrez respondió de inmediato cuestionando el mensaje presidencial y defendiendo la autonomía de los mandatarios locales. “Petro ya actúas como un dictador. Claro que iremos. Y sí representamos a nuestras ciudades que son parte muy importante de Colombia. Haremos todo lo posible para que Estados Unidos siga siendo un gran aliado para Colombia”, señaló.
El alcalde de Medellín enfatizó que la misión se realiza “por Colombia, no por vos”, y reiteró que no necesitan permiso del presidente para gestionar asuntos de interés para sus ciudades y ciudadanos. La postura refleja un intento de los alcaldes de mantener la cooperación bilateral con Estados Unidos, pese a la advertencia del jefe de Estado.
La tensión surge en un contexto crítico. La Casa Blanca debe emitir, antes del 15 de septiembre, un informe anual sobre la colaboración de los países productores de drogas ilícitas. La evaluación de Colombia será clave para mantener el acceso a ayuda económica y militar, así como la percepción del país ante inversionistas y organismos internacionales.
El intercambio público entre Petro y Fico marca un momento de confrontación directa entre la administración central y los líderes locales, evidenciando diferencias sobre los límites de la representación internacional y la autonomía de los alcaldes en asuntos de política exterior.







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