Esta semana, Colombia recibe a una delegación de alto perfil proveniente de Estados Unidos, en medio de un clima político marcado por la tensión entre Bogotá y Washington.

El subsecretario de Estado Christopher Landau, junto con los congresistas Bernie Moreno (republicano) y Rubén Gallego (demócrata), arribarán al país con agendas propias, pero en un contexto atravesado por el magnicidio del senador y precandidato presidencial Miguel Uribe Turbay.

Landau llegó la noche del martes y prevé asistir este 13 de agosto a las honras fúnebres de Miguel Uribe en Bogotá. Sin embargo, antes de su arribo ya había lanzado críticas al presidente Gustavo Petro, cuestionando el trato a la oposición y afirmando estar preocupado por la situación política del país. Petro respondió desde un acto de la Policía, asegurando que fue insultado pero que no bloqueó su entrada: “No somos iguales que ellos”.

Fuentes oficiales confirmaron que Landau no recibió invitación formal para los homenajes, por lo que no se trata de un evento diplomático. No obstante, el Gobierno manifestó disposición para facilitar su presencia. Su visita también coincide con el debate en Washington sobre la certificación de Colombia en la lucha contra el narcotráfico, un proceso que podría derivar en consecuencias en la cooperación bilateral.

La “codel” (congressional delegation) que lideran Moreno y Gallego tendrá una agenda que incluye reuniones con congresistas colombianos, mandatarios regionales y empresarios, tanto en Cartagena como en Bogotá. Está previsto un encuentro con Petro el viernes, aún por confirmar. En paralelo, trascendió que Moreno podría reunirse con allegados del expresidente Álvaro Uribe, mientras que Gallego evitaría ese tipo de escenarios.

El viaje de los congresistas fue confirmado desde marzo, tras una visita de parlamentarios colombianos a Washington. Aunque su objetivo principal es reforzar la relación bilateral, también recabarán información sobre seguridad, defensa, inteligencia y uso de los presupuestos que Estados Unidos destina a ayudas, con la posible descertificación como telón de fondo.

La visita ocurre poco después de que medios estadounidenses revelaran que Donald Trump firmó un documento autorizando operaciones en el exterior contra organizaciones que su gobierno considere terroristas. Esto puso nuevamente sobre la mesa al régimen de Nicolás Maduro, que figura en listas de Washington y sobre quien pesa una recompensa millonaria por presuntos vínculos con narcotráfico y terrorismo internacional.

Petro reaccionó cerrando filas en defensa de la soberanía venezolana. Afirmó que Colombia no respalda intervenciones extranjeras en América Latina sin acuerdos previos, y defendió que el gobierno de Maduro ha colaborado en combatir el narcotráfico en la frontera. Estas declaraciones desataron críticas internas por su respaldo a un régimen no reconocido internacionalmente y acusado de fraude electoral.