La Procuraduría General de la Nación formuló pliego de cargos y llamó a juicio disciplinario al excanciller Álvaro Leyva Durán por presuntamente incumplir la orden de suspensión provisional que le fue impuesta desde el 24 de enero de 2024. Según el órgano de control, el exministro continuó ejerciendo funciones públicas pese a estar legalmente apartado del cargo.
La Sala Disciplinaria de Instrucción halló evidencia de que, entre el 24 de enero y el 6 de febrero, Leyva suscribió al menos 19 notas diplomáticas, 76 resoluciones y múltiples documentos oficiales como si aún ostentara el cargo de canciller. La Procuraduría calificó esta conducta como una falta gravísima a título de dolo.
“Se establece que continuó ejerciendo las funciones del cargo de ministro de Relaciones Exteriores, a sabiendas de que existía una decisión administrativa que ordenó su suspensión”, indicó el organismo en su resolución.

Incluso, el 1 de febrero, la Procuraduría reiteró formalmente al exfuncionario que debía acatar la suspensión y cesar toda actividad como jefe de la diplomacia colombiana. Sin embargo, Leyva habría hecho caso omiso.
El Ministerio Público también recordó que el cumplimiento de órdenes de autoridad es parte esencial del principio de moralidad en el servicio público. “El servidor que actúa bajo estos parámetros no puede incumplir una orden impartida por una autoridad competente”, sentenció.
Acumulación de procesos
Este nuevo proceso disciplinario se suma al fallo emitido a comienzos de 2024, en el que Leyva fue destituido e inhabilitado por diez años por su manejo del proceso de licitación de pasaportes. En esa ocasión, la Procuraduría consideró que el entonces canciller incurrió en una falta gravísima al declarar desierto el proceso pese a que el único oferente cumplía con los requisitos.
Con este nuevo llamado a juicio, el panorama jurídico y político de Álvaro Leyva se complica aún más. De confirmarse su desacato, el exministro podría enfrentar nuevas sanciones por vulnerar principios esenciales del ejercicio público y desobedecer un mandato de control disciplinario.








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