La «Primera Parte de la Gran Encuesta del Caribe 2025«, publicada este 6 de marzo por Mediciones Estratégicas S.A.S., ofrece un análisis detallado sobre las tendencias políticas en la Región Caribe de Colombia, con miras a las consultas interpartidistas de marzo de 2026, que definirán los candidatos presidenciales para las elecciones de mayo.
El estudio, basado en 3.369 encuestas telefónicas realizadas entre el 22 de febrero y el 1 de marzo, mide la intención de voto, el nivel de reconocimiento y la imagen de 28 precandidatos distribuidos en tres sectores: el oficialismo (Petrismo), la oposición de derecha y el centro. Entre los hallazgos más relevantes se destaca la posición de Luis Gilberto Murillo, exministro de Relaciones Exteriores, quien aunque no encabeza las preferencias, se consolida como una figura con alta favorabilidad, lo que refuerza su perfil como un líder respetado dentro del panorama político nacional.

El sondeo, con un 95% de confianza, muestra que el petrismo es la consulta más respaldada en la región con un 38,05% de apoyo, seguida por la derecha (19,35%) y el centro (10,54%). Sin embargo, un 25,78% de los encuestados no elegiría ninguna opción, reflejando apatía o descontento. En este escenario, Murillo, emerge como un precandidato con fortalezas discretas pero estratégicas, especialmente en términos de imagen pública.

Murillo: Bajo perfil, alta favorabilidad
En la consulta del Petrismo, Gustavo Bolívar lidera con un 21,47% en intención de voto, seguido por Carolina Corcho (12,27%) y Daniel Quintero (9,82%). Luis Gilberto Murillo, con un 3,68%, ocupa el séptimo lugar entre los 11 precandidatos del sector y el puesto 19 en el ranking general. Aunque su porcentaje de apoyo es modesto, su potencial se observa en la percepción positiva de quienes lo conocen.
En términos de reconocimiento, Murillo es identificado por el 40,18% de los encuestados, por debajo de figuras como Gustavo Bolívar (84,05%) o Vicky Dávila (87,32%), la más reconocida en la derecha. No obstante, entre quienes sí lo identifican, su imagen es notablemente favorable. Un 76,34% tiene una opinión positiva de él, mientras que solo un 7,25% expresa una percepción negativa, la más baja entre los principales nombres del Petrismo como Bolívar (8,03%), Daniel Quintero (9,86%) o Iván Cepeda (12,89%). Esto explica por qué su perfil no polariza y por qué su figura tiene margen para crecer sin generar fuertes resistencias.

En el ranking general de imagen, Murillo ocupa el cuarto lugar, solo detrás de Gustavo Bolívar (83,76%), María José Pizarro (78,51%) y Carlos Caicedo (77,03%). Su nivel de aceptación lo posiciona mejor que figuras como Juan Fernando Cristo (26,73% de imagen negativa) o Camilo Romero (28,66%), quienes enfrentan una mayor resistencia.
Este menor nivel de reconocimiento puede explicarse por su rol como canciller, una posición enfocada en política exterior y con menos presencia mediática en el Caribe, en comparación con exsenadores o exalcaldes. Sin embargo, su alta favorabilidad entre quienes lo conocen indica que su trayectoria genera confianza y que su perfil podría fortalecerse con mayor visibilidad.

Panorama competitivo y regional
El progresismo mantiene su dominio en Atlántico (24,37%) y Bolívar (25,31%), dos de las regiones urbanas más importantes del Caribe. Sin embargo, enfrenta una caída en Córdoba (11,39%) y San Andrés (13,11%), donde el rechazo a las consultas interpartidistas llega al 72,13%.
Aunque la encuesta no desglosa la intención de voto de Murillo por departamento, su alineación con el Petrismo lo favorecería en las zonas donde el gobierno aún conserva respaldo. En contraste, la derecha avanza con Vicky Dávila (15,61%) y Abelardo de la Espriella (14,95%) como principales figuras, mientras el centro se consolida con Sergio Fajardo (26,42%) y Juan Manuel Galán (24,20%).
Otro dato clave es la alta indecisión dentro del electorado del Petrismo, donde un 21,92% de los encuestados no sabe o no responde. Este segmento podría representar una oportunidad para Murillo, si logra aumentar su visibilidad y proyectar un mensaje claro dentro del progresismo.

Fortalezas y desafíos
Con un 40,18% de nivel de reconocimiento, el excanciller supera a figuras del Petrismo como Susana Muhamad (35,58%) y Alexander López (31,29%), e incluso a Juan Daniel Oviedo (33,25%), una de las cartas del centro. Además, su imagen positiva del 76,34% lo acerca a referentes de la izquierda como Gustavo Bolívar, mientras que su bajo nivel de rechazo lo diferencia de la derecha, donde figuras como Germán Vargas Lleras enfrentan un 43,25% de imagen negativa.
A pesar de que su intención de voto (3,68%) aún es baja, Murillo supera a cuatro competidores dentro del Petrismo y a varios aspirantes de otros sectores, como Juan Carlos Pinzón (0,66%) o Juan Guillermo Zuluaga (1,23%).

Su trayectoria como gobernador del Chocó, ministro de Ambiente, embajador de Colombia en Estados Unidos, y canciller colombiano, le da una base técnica y de gestión que bien posicionada, podría convertirse en un activo electoral. La encuesta indica que Murillo tiene una ventaja importante sobre otros aspirantes con mayor reconocimiento pero más polarización. Su imagen positiva sigue intacta y no ha sido desgastada por la exposición pública. Si logra transformar este capital en apoyo electoral, podría consolidarse como una opción viable para 2026.
Un escenario abierto
La Región Caribe tiene un electorado aún volátil, con un 25,78% de rechazo a las consultas y un 6,26% de indecisos, lo que deja margen para movimientos estratégicos en el próximo año. Aunque el Petrismo mantiene el liderazgo, la derecha y el centro buscan consolidar su base, configurando un panorama de competencia abierta.
Con una imagen positiva del 76,34%, Murillo se ubica en el cuarto lugar general del ranking de percepción, con un rechazo de solo 7,25%. Esta cifra lo diferencia de figuras con mayor visibilidad, pero también con más polarización, como Claudia López (37,64% negativa) o Germán Vargas Lleras (43,25%).

Murillo tiene un punto de partida sólido gracias a su alto nivel de aceptación entre quienes lo conocen. Sin embargo, para ser competitivo frente a los actuales líderes de la contienda, necesita superar su bajo perfil y posicionar su trayectoria como un activo diferenciador dentro del electorado.







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